Mañana es miércoles de ceniza, día en que se celebra el «entierro de la sardina«.
Hay varias versiones respecto al orígen de tal entierro. Os contaré un par de ellas.
La primera nos dice que esta costumbre nació hace 3 siglos en Madrid. Tal día como hoy se reunía la gente en el campo y lo que se enterraba no era un pez, sino un cerdo abierto en canal al que se llamaba cerdina. La tradición se fue extendiendo por otros pueblos y ciudades del país, pero adoptaron la costumbre de oido, de modo que la cerdina acabó en sardina. Y, así, por la vía de la confusión lingüistica, la sardina se ha convertido, sin lugar a dudas, en la protagonista del final de las fiestas del carnaval.
La segunda cuenta que el rey Carlos III quiso celebrar el final del carnaval con el pueblo llano y ordenó traer sardinas para tal celebración. Fue un día muy caluroso, atípico para esta época del año. Debido al calor, las sardinas se descompusieron y para alejar el olor que éstas desprendían la comitiva decidió enterrar el pescado en la Casa de Campo.